jueves, 27 de noviembre de 2014

25 de Noviembre

Dejo aqui el manifiesto aprobado por el área de Mujer de Izquierda Unida y algunos datos:

Hasta el día de hoy van 44 mujeres asesinadas por sus compañeros o ex compañeros.
Se cumplen 10 años de la aprobación de la Ley integral contra la violencia de género.
Este año se han reducido considerablemente el número de denuncias y por tanto el número de órdenes de alojamiento. Los años que menos se denuncian, según las estadísticas, son los años que más mujeres son asesinadas. (en 2010 y en 2007 respectivamente).
Se han hecho recortes sistemáticos en planes de igualdad en las escuelas,fundamentales para la prevención a edades tempranas de esta lacra. Se han reducido las ayudas a las ONG´s que trabajan con mujeres víctimas de violencia de género y se ha eliminado el plan de insercción laboral para mujeres violentadas.
En Salamanca se ha cerrado una de las casas de acogida, las llamadas casas seguras de emergencias.

En plena vorágine capitalista, en plena expansión del poder de los mercados, la economía está ocupando la mayor preocupación de la ciudadanía y su consecuencia más inmediata, el desempleo, su mayor temor. Para los gobiernos amigos y, por lo tanto, cómplices de este sistema económico especulador y mercader, la creciente desigualdad y el aumento consecuente de la violencia de género ha pasado a un segundo plano, si es que alguna vez ha ocupado otro.
El patriarcado y el capital, en armonía permanente, han encontrado de nuevo un momento propicio para nuevas alianzas a la hora de despojar a las mujeres de los derechos conseguidos con tanto esfuerzo.
A nivel internacional nos hemos llevado la gran decepción con la llamada ‘Primavera Árabe’, al comprobar que las revoluciones han sido absolutamente manipuladas para conseguir unos fines aparentemente democráticos, que en nada pretendían cambiar las condiciones sociales de las mujeres de estos países. Muy al contrario, algunos de estos países anteriormente laicos ahora han sido tomados por la fuerza de los integrismos religiosos y a las mujeres les espera un futuro mucho peor.
Es alarmante el olvido de las mujeres afganas, el aumento de las ablaciones hasta en entornos occidentales, el afianzamiento de las redes de tráfico y la trata de mujeres y niñas para su explotación sexual mediante la prostitución.
En nuestro Estado, el Gobierno del PSOE no ha querido modificar la Ley Integral contra la Violencia, empecinado en su modelo de violencia encorsetado en una sola causa, obstinado en no reconocer que la violencia de género es una cuestión estructural que hay que erradicar desde todos los ámbitos. Desgraciadamente y, a pesar de ello, en lo que va de año han sido asesinadas 55 mujeres, pero el presupuesto destinado a combatir la violencia de género no sólo no aumenta sino que va disminuyendo paulatinamente.
Los contratos a tiempo parcial y precarios son la oferta laboral para las mujeres. El tercer trimestre de este año refleja cómo del casi medio millón de las personas que trabajan a jornada parcial, nada menos que el 96% son mujeres, es decir, 9 de cada 10 jornadas parciales, fundamentalmente dedicadas al cuidado, las hacen mujeres.
Aumentan las emisiones televisivas donde se denigra la imagen de las mujeres y se las convierte en meros objetos, además de que cada vez hay más anuncios comerciales donde las mujeres somos la ‘recompensa’ al comprar la mercancía. Todavía seguimos reivindicando que el lenguaje nos incluya para ser nombradas y designadas en femenino singular y plural.
Este 25 de noviembre nos vemos obligadas nuevamente a reivindicar una verdadera coordinación política y administrativa para atajar esta lacra social. Para las mujeres tampoco es nuevo que exijamos la implicación de todos los poderes públicos en dar las respuestas que la sociedad está reclamando y conseguir un mundo sin Violencia de Género, pero a estas alturas no queremos quimeras ni promesas, queremos realidades tajantes con resultados inmediatos.
¡Un mundo en IGUALDAD, un mundo SIN VIOLENCIA!

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Las periodistas y Pablo Iglesias




El pasado domingo Pablo Iglesias fue elegido secretario general de Podemos. La mitad de los inscritos votaron y casi el noventa por ciento lo hicieron por la lista liderada por Pablo Iglesias. Eso le convierte en un líder ampliamente legitimado y con capacidad de liderazgo en su partido.
Iglesias se presentaba con una lista de 62 personas con las que formar equipo. De esa lista más de la mitad mujeres (32), sin embargo, a ellas no las conocemos de nada. No las hemos visto en ninguna tertulia, ni en ruedas de prensa, ni siquiera sentadas en la primera bancada en los actos públicos. Les conocemos a ellos: a Monedero, a Errejón… Fue útil en ese sentido el documento que presentó el diario la información para poner cara, por lo menos, a alguna de ellas.
Este partido, tiene cosas que no me dejan de sorprender respecto las mujeres (y su invisibilización) y a los posicionamientos feministas. No deja de ser curioso que tengan un círculo de feminismo, un partido que no se define ni de derechas ni de izquierdas. En mi opinión, por tanto, Podemos no puede ser feminista. El feminismo es una lucha transversal por hacer desaparecer las desigualdades entre hombres y mujeres y esa lucha solo se puede hacer desde la izquierda alternativa y transformadora. No se puede hacer desde la ambigüedad de una no-ideología y sólo desde ideas concretas como nos hacen creer.
Una vez elegido, Iglesias ha acudido a varias entrevistas en varios diarios, televisión y radio. Las dos que quiero señalar aquí son la que tuvieron lugar el domingo pasado por Ana Pastor, y la que le hizo Pepa Bueno el pasado lunes.



Ambas periodistas tienen largas trayectorias, son buenas profesionales, mordaces y expertas en hacer entrevistas donde se coloca a los entrevistados y entrevistadas en situaciones incómodas. En estas entrevistas, hechas por mujeres fue llamativa la insoportable invisbilización de los temas llamados “de mujeres”. Se preguntó por los desahuciados, la revocación de los cargos, la puerta giratoria o de dónde se va a sacar dinero para pagar la renta básica, y no se hizo ninguna pregunta dedicada a la mitad de la población con problemáticas concretas y comunes. No se cuestiona cómo resolver la feminización de la pobreza, el techo de cristal, la conciliación, las pensiones más bajas, la violencia de género o la discriminación salarial. La baja tasa de natalidad, la falta de ayuda a los programas de madrugadores, la congelación de la ley de dependencia o la precariedad laboral femenina. Una realidad sangrante que nos afecta a todas. Ninguna de estas dos periodistas, recordemos mujeres, les pareció que eran temas interesantes. Ana Pastor preguntó hasta 5 veces si las personas que tuvieran dos casa se les iba a quitar una de ellas, obviando que más del 40% de los desahucios son familias monoparentales con una mujer como cabeza de familia y cargas familiares.
Lo que más me preocupa es que si ellas, mujeres trabajadoras, públicas, empoderadas y reputadas no son capaces de hacer visibles a su propia categoría política, de su propia problemática algo va muy mal.
Por eso, ante la sistemática invisibilización de las mujeres, los retos a los que nos enfrentamos las feministas son: Por un lado, mostrar la realidad. Somos la mitad de la población, si nos tratan como colectivo homogéneo, tenemos una serie de demandas y problemas por los que todas nos vemos afectadas en mayor o menor medida. Esa es la realidad que tenemos que poner sobre el tablero.  Tenemos herramientas potentes y útiles para esta tarea, fundamentalmente datos desagregados por sexo que tenemos que aprender a utilizar. La realidad en cifras se hace visible, patente y observable por toda la sociedad. Nuestro segundo reto será que se hable de nosotras, que aparezcamos, que no nos quedemos en “temas de mujeres”.
La discriminación entre hombres y mujeres tiene que ser un problema a atacar de raíz en tanto y cuanto es un sistema capitalista y patriarcal el que genera tanto sufrimiento, unos niveles de desigualdad inadmisibles desde un punto de vista ético y moral y unas vidas en muchos casos que no perecen la pena ser vividas. La precariedad y la invisibilización femenina es de lo que bebe este sistema y lo que lo mantiene. No podemos permitirnos movernos en esta lógica patriarcal capitalista que hace que desaparezcamos, no se muestra nuestra realidad y no se toman medidas concretas para solventar nuestras vidas.

Somos sujetos políticos, económicos y sociales y por lo tanto queremos ser, estar y participar. Que se nos vea y que se hable de nosotras con nosotras y para nosotras.